miércoles, 12 de noviembre de 2008

nanas nodrizas y cunas

Durante la guerra civil española , desde la cárcel, escribió Hernández esta bella Nana a su hijo Manolito,alimentado por la leche materna (sangre de cebolla-el alimento de los pobres-pero escarchada de azúcar,convertida en dulce leche del pecho-luna-de la madre.Quiere que su hijo siempre siga niño para que no sufra la terrible España que se estaba viviendo.

NANAS DE LAS CEBOLLAS

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Miguel Hernández, 1939

Poema "Nanas de la cebolla",
de Cancionero y romancero de ausencias.
Hernández está en la cárcel. Ha recibido una carta de su mujer en la que le dice que muchos días no hay para comer más que cebollas. Y a su hijo, amamantado con "sangre de cebolla" (verso 10), le escribe unas "nanas", cuya composición parece insinuarse en otra carta a su mujer, fechada el 12 de septiembre de 1939: "Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche."
Desea proteger Hernández, en estos versos, la alegría inocente del niño. Subrayar -con referencia explícita a los versos correspondientes- dicho eje temático que vertebra todo el poema.
Comentar la fuerza humana y el arrebato emocional con que están escritos estos versos. Hernández que su hijo no sepa "lo que pasa / ni lo que ocurre" en España.
Serrat sólo canta algunas estrofas del poema.




Dánae tuvo a su hijo Perseo. Pero cuando el rey se enteró, arrojó a Dánae y al bebé Perseo al mar, dentro de un arca de madera. Ya en alta mar, se desata una terrible tempestad. Pero el niño duerme plácidamente. Y Dánae le canta una nana, para mantenerlo ajeno a los peligros circundantes. Se describe el episodio en un fragmento lírico del poeta griego Simónides de Ceos (556-467 a. C.), que dice así en traducción castellana:


Cuando dentro del arca bien labrada
la arrastraban los soplos del viento
y el agitado oleaje,
se sintió sobrecogida de terror, y con mejillas húmedas
se abrazó a Perseo y le habló:

“¡Ah, hijo, qué angustia tengo!
Pero tú dormitas, duermes como niño de pecho,
dentro de este incómodo cajón de madera de clavos de bronce
que destellan en la noche,
Tumbado en medio de la tiniebla azul oscuro.
No te inquietas por la ola que lanza
por encima de tus cabellos la espuma
marina ni del bramar del viento, recostando
tu bella carita en mi mantilla de púrpura.
Si para ti terrible fuera lo que es terrible,
ya habrías prestado oído ligero a mis palabras.
Pero te lo ruego, duerme, niño mío.
Que duerma también el alta mar, duerma la inmensa desgracia.
Ojalá se mostrara algún cambio,
Zeus Padre, movido por ti.
Y si con alguna palabra atrevida
y al margen de lo justo te invoco, ¡perdóname!

(Traducción: C. García Gual)

Gabriela Mistral
Poema de Premio Nobel Gabriela Mistral musicalizado por Nelly Munguia
La madre triste
http://www.youtube.com/watch?v=jVBwUUPqOo4





Duermete apegado a mi




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Federico Garcia Lorca
Ya te vemos dormida.
Tu barca es de madera por la orilla.

Blanca princesa de nunca.
¡Duerme por la noche oscura!
Cuerpo y tierra de nieve.
Duerme por el alba, ¡duerme!

Ya te alejas dormida.
¡Tu barca es bruma, sueño, por la orilla!



vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvvv
Jose Asuncion Silva
Junto a la cuna


Junto a la cuna aún no está encendida
la lámpara tibia, que alegra y reposa,
y se filtra opaca, por entre cortinas
de la tarde triste la luz azulosa.

Los niños cansados suspenden los juegos,
de la calle vienen extraños ruïdos,
en estos momentos, en todos los cuartos,
se van despertando los duendes dormidos.

La sombra que sube por los cortinajes,
para los hermosos oyentes pueriles,
se puebla y se llena con los personajes
de los tenebrosos cuentos infantiles.

Flota en ella el pobre Rin Rin Renacuajo,
corre y huye el triste Ratoncito Pérez,
y la entenebrece la forma del trágico
Barba Azul, que mata sus siete mujeres.

En unas distancias enormes e ignotas,
que por los rincones oscuros suscita,
andan por los prados el Gato con Botas,
y el Lobo que marcha con Caperucita.

Y, ágil caballero, cruzando la selva,
do vibra el ladrido fúnebre de un gozque,
a escape tendido va el Príncipe Rubio
a ver a la Hermosa Durmiente del Bosque.

Del infantil grupo se levanta leve
argentada y pura, una vocecilla,
que comienza: «Entonces se fueron al baile
y dejaron sola a la Cenicentilla!

»Se quedó la pobre triste en la cocina,
de llanto de pena nublados los ojos,
mirando los juegos extraños que hacían
en las sombras negras los carbones rojos.

»Pero vino el Hada que era su madrina,
le trajo un vestido de encaje y crespones,
le hizo un coche de oro de una calabaza,
convirtió en caballos unos seis ratones,

»le dio un ramo enorme de magnolias húmedas,
unos zapaticos de vidrio, brillantes,
y de un solo golpe de la vara mágica
las cenizas grises convirtió en diamantes!»

Con atento oído las niñas la escuchan,
las muñecas duermen, en la blanda alfombra
medio abandonadas, y en el aposento
la luz disminuye, se aumenta la sombra!

¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas,
llenos de paisajes y de sugestiones,
que abrís a lo lejos amplias perspectivas
a las infantiles imaginaciones!

Cuentos que nacisteis en ignotos tiempos
y que vais, volando, por entre lo oscuro,
desde los potentes Aryos primitivos,
hasta las enclenques razas del futuro.

Cuentos que repiten sencillas nodrizas
muy paso, a los niños, cuando no se duermen,
y que en sí atesoran del sueño poético
el íntimo encanto, la esencia y el germen.

Cuentos más durables que las convicciones
de graves filósofos y sabias escuelas,
y que rodeasteis con vuestras ficciones,
Las cunas doradas de las bisabuelas.

¡Fantásticos cuentos de duendes y hadas
que pobláis los sueños confusos del niño,
el tiempo os sepulta por siempre en el alma
y el hombre os evoca, con hondo cariño!

VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV
Alfonsina Storni Alfonsina y el mar ...deja que duerma Nodriza en paz




VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV
Mujeres luchadoras




Dar hasta cuando duela y cuando duela dar más todavia...
Para todas las mamas luchadoras en su diaria tarea de acompañar a su familia.

Woman - Jhon Lenon



LLL







“A mi no me da asco de mi hijo. Yo tengo la idea de que las recién paridas están como iluminadas por dentro y los niños duermen horas y horas sobre ellas ,oyendo ese arroyo de leche tibia que les van llenando los pechos para que ellos mamen para que ellos juegen hasta que no quieran mas , hasta que retiren la cabeza” otro poquito mas niño...”y se les llene la cara y el pecho de gotas blancas” Yerma, Garcia Lorca

acto tercero cuadro primero
Alejandro Lerner nunca dejes de soñar

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